Los sensores de golpe crean una señal de voltaje basada en las vibraciones que produce la detonación. La computadora utiliza esta señal para retardar la sincronización cuando se produce la detonación de la chispa.
Un sistema automatizado de adquisición de datos controla en forma continua la salida del sensor para garantizar que responde a la tensión adecuada y al índice de frecuencia especificado.
Los cables primarios del termistor llevan la resistencia soldada a los terminales del conector para garantizar una conexión eléctrica confiable en un ambiente de grandes vibraciones y temperaturas cambiantes.
El cuerpo del sensor está mecanizado con precisión para adecuar la frecuencia de resonancia a la frecuencia de golpe del motor.
El disco piezoeléctrico es el corazón del sensor. Se trata de un disco cerámico piezoeléctrico sinterizado amolado con precisión para ajustarse a la tolerancia física.
Todas las unidades se someten a una prueba de vibración exhaustiva con un acelerómetro para garantizar un funcionamiento sin problemas.
Diseñado para responder a frecuencias de golpe de hasta 1000 Hz y cambios en la frecuencia de golpe del motor, haciendo que sea más efectivo en una amplia gama de condiciones del vehículo.